Thursday, September 14, 2006

Fragmentos de un discurso fragmentado


De la Escultura.

· La escultura es un medio de construcción complejo, puesto que para abordarlo requiere de su lectura en tres dimensiones, es decir, hay que rodearlo así como el ser humano es espacial y por tanto inabarcable como un todo, requiere mas bien de ser observada tomando instantáneas de sus lados; es necesario recorrerla, “fotografiar” infinitos planos de esta, infinitos fragmentos con los que mentalmente construir un total, un discurso.

· Es imposible observar una escultura en toda su dimensión de un primer golpe lo que le agrega, respondiendo a su naturaleza, una cierta opacidad, es decir, encierra en si misma una dimensión de dificultad de aproximación, de lectura, que esconde el sentido de esta.

· Hablar de volumen es hablar de infinidad de planos fotográficos, por lo que requiere del movimiento del espectador, acostumbrado a la frontalidad, el espacio es la dimensión inconmensurable, sin embargo la escultura es un fragmento del espacio, una parte del todo activo, es un fragmento del discurso espacial.

· La escultura selecciona y retiene un fragmento del espacio entregando una imagen volumétrica que retiene parte del discurso espacia, así como genera un discurso propio, el tema de la escultura en particular, discurso que no necesariamente responde al discurso espacial, una escultura puede tratarse de cualquier aspecto del ser humano, por ejemplo, y a la vez responder al Súper- Discurso Espacial.

· En experiencias escultóricas definidas se ha buscado referir el tema de la escultura, en particular el discurso espacial, por ejemplo el Minimal o el Land art, pero en cada particularidad existe una referencia otra, dada por el material, el contexto, el título, etc. La Escultura siempre es abordada como un discurso disperso puesto que no es abordable como un todo, dado una multiplicidad de miradas.

· Al ser la escultura ajena al discurso lineal es equivoco tratar de abarcar el discurso espacial o súper discurso escultórico, así como es inagotable el universo de posibilidades de experimentación sobre el espacio. De la misma manera la posibilidad del discurso particular plantéa la infinidad de lecturas que incluye una obra escultórica, ya sea figurativa, e incluso académica, o una experiencia instalativa-espacial en torno a lo escultórico.

· Al no existir una sola forma de leer o comprender una escultura es imposible, o por lo menos erróneo, creer que la escultura pueda ser un medio de comunicación de ideas específicas, es más bien un lenguaje que tiende a proponer y a conectar ideas dándoles una dimensión capaz de multiplicar las lecturas y cruces de éstas, es por lo tanto un medio eficiente para la reflexión en torno a un tema, dejando escondido en su interior el súper-discurso escultórico.

· Existe en la escultura, además, una serie de dimensiones propias del lenguaje, las que agregan capas de lectura, es decir, múltiples elementos que componen el discurso particular, por ejemplo materialidad, manualidad, signos utilizados, dimensión simbólica, referencias, etc.

· Existe enraizada en su particularidad la independencia de la obra con respecto a sus símiles, vale decir, en cada una de ellas existe el discurso cristiano de lo único e irrepetible como símil de dios y del ser humano. En esta lectura se encuentran y aparecen los argumentos que vinculan a dios con el artista como creador.

· El escultor como sujeto, a diferencia de dios, tiene y proviene de un contexto, tanto histórico como simbólico y personal. El artista a diferencia de dios, es un fragmento de un super -discurso y asimismo, como la obra escultórica, es equívoco como parte del todo discursivo.

· La escultura, por lo tanto, se incluye y pertenece a un contexto que posee diversas dimensiones, como lo estético, lo histórico, lo simbólico y una particularidad propia que la vincula con la anécdota.

· La anécdota vista como la particularidad específica en cuanto a tiempo y espacio basándose en un tiempo – espacio contextual, es similar a la escultura, en tanto esta es perecible o no permanente.

· La tradición escultórica tiende a pensar en la escultura como algo imperecedero, dados los materiales que normalmente han dado soporte a esta, sin embargo, no por durar más que la vida de un ser humano existe esta dimensión de atemporalidad como algo real.

· Al aparecer en la escultura materialidades propias de nuestro tiempo se ha hecho evidente que la temporalidad es una dimensión propia de la escultura, lo que des-sacraliza la condición de la escultura y le permite responder con menores conflictos al propio tiempo a que ésta pertenece.

· Es en este momento que la escultura ha perdido sus características de sacralidad, cuando se hace atingente comprender la relación que existe entre los medios de producción, los medios de significación y como estos se conectan con el contexto espacio temporal.

· Difícilmente la escultura puede permanecer ajena al contexto histórico artístico presente, así como no puede mantenerse repitiendo los esquemas planteados por la tradición escultórica.

· Dado el contexto chileno, en la escultura, es un error querer implantar en esta renovación acorde con el arte y las nuevas tendencias desarrolladas en E.E.U.U. y Europa, puesto que en Chile, la historia de la escultura y del arte; de la política y de la nación no son las mismas. Sería ingenuo pretender que la escultura desarrollada actualmente en Inglaterra, por ejemplo, Demian Hirst, pueda ser instaurada en Chile, más que como una moda o un capricho.

· En el contexto Chileno la escultura comprende un carácter artesanal, resavio del quehacer indígena y de la tradición escultórica europea, que difícilmente puede pasarse por alto para comprender por qué en Chile la instalación pertenece principalmente al campo de la pintura, aunque utilice como soporte el espacio (y por esto también participe del super-discurso escultórico). Aún entre los artistas de finales del s. XX, hace no más que una década, existía respeto y necesidad de factura manual, aunque utilizando las técnicas modernas de reproducción; con la perdida que esto significa.

· La técnica es entonces un elemento constituyente, tanto de la materialidad de la obra como de su sentido, o sus sentidos. Por lo tanto en la escultura Chilena contemporánea aparece una necesidad técnica, así como de sentido contextualizado en nuestra realidad.

Kohen

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